Los pelos de la barba de Mahoma y otras reliquias musulmanas (Estambul, Turquía)

   


Al igual que sucede en el Cristianismo; donde la Sabana Santa de Turín, las espinas de la corona de Cristo o los múltiples trozos de madera de su Cruz son pruebas sagradas de la venida de Cristo a nuestro agitado mundo;  El Islam también expone sus reliquias, no menos sagradas para aquellos que profesan esta fe, incluso algunas compartidas con el Cristianismo. El mejor sitio para verlas es Estambul, la antigua Constantinopla, ciudad que además de presumir de su gran patrimonio artístico, es también un polo de atracción para todos los creyentes que profesan la religión de Mahoma. Aquí las mezquitas rivalizan en grandiosidad, desde Santa Sofïa (que recientemente ha abandonado su función como museo) hasta las que representan a un distrito o barrio. Pero también  pueden visitarse monumentos y museos donde se exhiben importantes tesoros desde la óptica de la fe. Quizás el más importante de todos ellos sea el gran Palacio Topkapi. Éste fue el  gran centro de poder de los sultanes  y desde aquí gobernaron el gran imperio otomano durante casi cuatro siglos, desde 1465 a 1853, cuando  el sultán Abdülmecit I decidió trasladarse al más moderno y europeizado palacio de Dolmabahçe. En todo ese tiempo, los turcos fueron el gran enemigo que rivalizó con Europa, llegando a sitiar Viena  en 1529. El Imperio español aliado con otras potencias europeas, como Venecia o los Estados Pontificios y al mando de Juan de Austria, el hermanastro de Felipe II,  los derrotaron en Lepanto, frenando así su expansión por el occidente europeo. Pero los otomanos continuaron ejerciendo su poder en la zona oriental, especialmente  en la zona de los Balcanes, manteniendo parte de su gran imperio hasta el siglo XX, en el que siendo aliados de Alemania  en la I Guerra Mundial, perdieron sus últimas posesiones, lo que llevó a la proclamación de la República de Turquía por Atatürk en 1922. 
Mahoma predicando el Corán en la Meca (Dominio Público)


Entrada al palacio Topkapi


 

Por todo ello, no es de extrañar que, siendo la gran potencia islámica durante tantos años, sean los turcos los herederos, ademas del imperio romano de oriente (Constantinopla) los principales beneficiados del legado musulmán y  sea aquí, en Estambul, y no en Arabia donde se hallen todas esas reliquias que fueron recolectadas por los distintos sultanes a través de los siglos, en todas aquellas zonas de Medio Oriente, como Egipto, Irak o incluso la península arábiga que controlaron a través de los siglos.

En el grandioso palacio Topkapi, en los que fueran los apartamentos privados del sultán Mehmed II, encontramos el llamado Pabellón del Santo Manto y las Reliquias Sagradas donde se exhiben desde el año 1962 estos objetos religiosos. En la entrada un clérigo recita el Corán, 24 horas al día. Esto nos da idea de lo importante que resulta este recinto para los mahometanos. En mi visita en 2018 pude visitar estas reliquias, pero he de reconocer que apenas pude ver nada, pues eran cientos de turistas de otros países musulmanes, que vienen aquí precisamente para ver en persona objetos tan sagrados y por ello abarrotaban estas estancias en mayor afluencia que las otras, agolpándose sobre las vitrinas. Muchos de ellos observaban emocionados lo que allí se exponía, pues no obstante, a su juicio eran pruebas de santidad del profeta. Desde luego en el Islam no se cuestiona su autenticidad, algo que no ocurre tanto en el lado cristiano donde existe más escepticismo hacia las reliquias, quizás por la abundancia de ellas  incluso entre las personas devotas. ¡No puede haber tantos trozos de madera para una sola cruz! Bien es cierto que Mahoma, debió ser un buen conocedor de las técnicas de marketing, cediendo algunos de esos recuerdos a sus seguidores cuando aún vivía y estos guardaron con gran celo. No todas estas pertenencias sagradas se encuentran en el Topkapi, pues algunas de ellas también se exponen en el Museo de Arte Turco e Islámico (MATI). A continuación vamos a hacer un  somero repaso de ellas, tanto desde un punto de vista histórico-artístico como religioso:

Pelos de la barba del profeta: Seguramente una de las más curiosas y más chocantes para un occidental, pues guardar un pelo requiere cierta pericia, sobre todo a la hora de no confundirlo con uno "menos sagrado" de otro portador. Parece ser que cuando Mahoma se afeitaba o cortaba la barba, su barbero los iba coleccionando pues ya preveía que serían apreciados en el futuro. Estos se encuentran tanto en el Topkapi como en el MATI y se exponen "pinchados" en cera de abeja. Se recomiendan gafas de aumento. Debo confesar que por más que lo busqué no pude ver ni uno.

Huellas del profeta: Una del pie derecho descalzo en el Topkapi y otra, del izquierdo y con sandalia, en el MATI.

Diente: Se trata del incisivo inferior derecho que perdió en el batalla de Uhud, pero que no podemos admirar debido a que se halla en una arqueta o relicario ricamente decorado.

El brazo de Juan el Bautista: Conocido como  Yahya para los musulmanes y considerado profeta, fue requisado a los bizantinos en la toma de Constantinopla y se conserva dentro de un relicario de plata con adornos de oro, con forma de brazo. En una de las inscripciones se puede leer "El amado de Dios". Aquí también se encuentran otras reliquias de  profetas y patriarcas que el Islam comparte con el cristianismo:  El bastón de Moisés, la espada de David y  la túnica de José, 

Un anillo con un sello: Según parece lo utilizaba para sellar las cartas con la inscripción "Mahoma, el Mensajero de Dios. Pero otras fuentes aseguran que Mahoma era analfabeto.

Cartas: Escritas por el profeta, aunque ello suponga una contradicción con ese supuesto analfabetismo. Una de ella enviada al emperador de Bizancio, Hercules (Heraclio) y otra al gobernador de Egipto. 

Espadas: En el Topkapi se exponen 11 espadas. Sobresale una de 99 cm. de largo con incrustaciones en oro y piedras preciosas y la expresión Muḥammad ibn ‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Muttalib, es decir Mahoma.

Cerrojos, llaves y otros recipientes de la Kaaba. Es decir el recinto sagrado que se halla en La Meca y donde también  encontramos el recipiente donde se encontraba la piedra negra sagrada que algunos identifican como un meteorito.

Un cuenco: Donde Mahoma bebió agua

Otras reliquias: El Santo Manto que da nombre al pabellón, su arco, un trozo de turbante, una sandalía ...

Son también muy interesantes los primeros ejemplares del Corán, verdaderas joyas bibliográficas, que pueden verse tanto en el Topkapi como en el MATI. Estos últimos profusamente decorados.

Huella de Mahoma en el Museo de Arte Turco e Islámico

Una carta de puño y letra del profeta

El sagrado manto

Fragmento de cerrojo de la Kaaba

Cuenco donde se dice que Mahoma bebió agua

Carta manuscrita del profeta

Relicario con un pelo de la barba del profeta

Uno de los primeros ejemplares del Corán 
                                               en el Museo de Arte Turco e Islámico de Estambul



Comentarios

Entradas populares