Bosque de Secuoyas - (Cabezón de la Sal, Cantabria, España)

Sequoyas de Cabezón de la Sal en Cantabria (Serdio. Creative Commons)
 


Lo que uno espera encontrarse cuando camina por un bosque atlántico del norte de España son arboles típicos de este ecosistema: robles, hayas (a más altura), abedules, etc. Incluso es muy probable que encuentres los consabidos eucaliptos o pinos de repoblación. Pero en ningún caso esos gigantescos arboles más típicos del Parque Nacional de Yosemite en California. Nos referimos, claro, a las secuoyas o en este caso la secuoya roja (Sequoia sempervirens). Se trata de los seres vivos que más altura alcanzan, llegando a alcanzar la friolera de 115 metros. Es decir, tan alto como un rascacielos. Igualmente son ejemplares muy longevos y pueden llegar a vivir entre 2000 y 3000 años. Por último, también es considerable el perímetro de su tronco de los que se reportan casos de ejemplares de 8 metros de diámetro. Esto ha permitido construir, incluso, túneles a través del árbol como en el caso del "Chandelier Tree" por el que puede atravesar un automóvil.
¿Pero, qué demonios hace un bosque de secuoyas en el norte de España? La respuesta está, una vez más, en la política de reforestación llevada a cabo por el régimen de Franco con especies foráneas de rápido crecimiento. Un caso muy común es el del muy extendido eucalipto que procedente de Australia se ha aclimatado muy bien en nuestro país y ocupa grandes espacios de la peninsula sustituyendo a nuestros bosques autóctonos.. 

El bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal en Cantabria consta de 848 ejemplares de una altura media de 36 metros, y teniendo en cuenta que fue plantado en la década de los años 40 del siglo XX, aún son árboles jóvenes y pueden llegar a alcanzar con el tiempo las dimensiones de sus hermanos americanos. La razón de su presencia aquí, formaría parte de una política de autarquía que buscaba especies que pudieran aprovecharse en la industria maderera sin recurrir a la importación de materias primas. Sin embargo, a la vista de la poca representatividad de estos árboles en nuestro país, está claro que aquel experimento no debió convencer a las autoridades de la época. Es cierto que las sequoyas crecen mucho y con una sola de ellas puedes obtener miles de toneladas de palillos de dientes, pero aunque crecen mucho lo hacen a su ritmo. Ya hemos visto que tienen milenios para hacerlo.

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Para llegar al bosque de las Secuoyas se coge la autovía A-8 para abandonarla en la salida 229 en dirección de Cabezón de la Sal (Cantabria) en dirección a Cabezón de la Sal. En la rotonda se ha de continuar por la carretera CA-135 y en pocos minutos nos encontraremos el Bosque de Secuoyas a la izquierda. Allí encontraremos un aparcamiento para dejar el vehículo






       
Bosque de sequoyas de Cabezón de la Sal (cantabria)




























                                                                  

Comentarios

  1. Ese bosque lo conozco y es cierto lo que dice Luis Morato, impresionante!!

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