El macabro callejón de los huesos (Cáceres, España)







El Callejón de Don Alvaro

En la parte vieja de Cáceres donde  los turistas que suben, con la lengua fuera,  la empinada Cuesta de la Compañía con destino a la plaza de San Mateo, tal vez vean de soslayo o incluso les pase desapercibido este pintoresco pasadizo que les sale a la izquierda. El llamado Callejón de Don Álvaro, llamado así  por Alvaro Cavestany un concejal cacereño. También aquí  es posible que algún turista avispado, si aprovecha el momento en que lo encuentre vacio en su corto recorrido, puede sacar una buena instantánea digna de postal. Pero todos ellos, incluso la mayoría de los habitantes de Cáceres ignoran un curioso secreto. Un macabro secreto.
Uno puede pasar cien veces por aquí, y pasarle desapercibido el detalle. Alguno incluso puede pegar un respingo al saber la verdad y piensa en las veces que se ha apoyado en esas paredes a descansar un momento. Pues sólo Sherlock Holmes y su colega el doctor Watson (en su calidad de médico), únicamente ellos podrían descubrir  la razón de que las muros de este curioso callejón tienen incrustados… ¡huesos humanos!
Realmente esos huesos hubieran pasado aun más desapercibidos si la cal que cubría estas paredes no se hubiera caído, dejando ver los fragmentos de huesos del enfoscado. Pero… ¿Por qué están ahí? ¿Se trata, quizás, de un asesinato medieval, algún crimen encubierto?
Para desvelar este secreto, tenemos que caminar unos metros hasta llegar a la cercana casa de los Solís, la cual exhibe un llamativo sol en el escudo de la fachada. Si nos fijamos bien observaremos que una de las  losas junto a la puerta de  entrada de esta casa-palacio conserva una inscripción. En ella se puede leer la palabra “CIMETERIO”. Y aunque Watson no lo entienda en un primer momento, Holmes ya tiene la solución a este entuerto.
Toda esta zona donde se halla el Callejón de Don Álvaro, en su día era el cementerio de la iglesia aledaña de San Mateo. Sabemos que antiguamente los camposantos  se hallaban junto a las iglesias hasta que la higiene de tiempos más recientes aconsejó trasladarlos a las afueras.
-          Bien Holmes, lo entiendo. ¿Pero cómo han llegado esos huesos a la pared?
-          Elemental, querido Watson. Es simplemente una cuestión de economía.
Luego Holmes encenderá su pipa y disfrutará malevolamente unos instantes  viendo a Watson como se devana los sesos, intentando averiguar el misterio.
La razón de este acertijo es más prosaica de los que pudiera parecer. Posiblemente unos “chapuzas” mal pagados del siglo XV a la hora de realizar el enfoscado de la pared, utilizaron los “materiales” que hallaron por la zona.  Si a la hora de hacer una paella en la Huerta de Valencia, los huertanos echaban mano de los ingredientes que le daba la tierra, como arroz, caracoles, algún conejo... Los Pepe Gotera y Otilio cacereños usaron la tierra del camposanto y esos curiosos fragmentos de  huesos que había por todas partes. ¡No era cuestión de estar ahí separando la paja del grano!.
Cuando la faena estuvo resuelta, alguien debió darse caso del desaguisado y se decidió encalar la pared antes de que se enterara el corregidor de turno.
Como vemos, tal como dijo Sherlock Holmes, era una cuestión de economía o de aprovechamiento de los recursos que da la tierra…Como la paella.













   

La palabra "Cimiterio en la cercana casa de Solis"

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