El Túnel de El Bosco (Venecia, Italia)

Fuente: Wikipedia (Dominio Público)
En 2016 tuve ocasión de asistir, en el museo de El Prado, a una gran exposición de uno de los pintores más visionarios y desconcertante de la historia del arte. Se trataba de conmemorar el 500 aniversario de la muerte de Hieronymus Van Aken, tambien conocido como Hieronimus o Jheronimus Bosch o simplemente El Bosco. 
Debido a que la zona de los Paises Bajos y Flandes eran posesiones de la corona española, en la pinacoteca madrileña hay una buena representación de los mejores trabajos de este genio de la pintura flamenca, donde sobresale especialmente El jardín de las delicias, una obra cuya interpretación ocuparía páginas enteras. En la exposición se podía también observar la parte trasera del tríptico, algo que no está al alcance de la vista habitualmente y donde está representado un globo terráqueo en tonos blancos, grises y negros. Ésta es la obra más conocida de este sorprendente pintor flamenco. Pero quiero detenerme en una de las obras que también se podían ver en la exposición. Se trata de un políptico compuesto de cuatro postigos pintados en oleo sobre madera  que recibe el nombre genérico de Visión del más allá y que actualmente se expone en la Gallerie Dell' Accademia en la ciudad de Venecia (Italia) Se cree que fueron pintados a principios del siglo XVI porque está acreditado que en 1521 ya formaban parte de la colección del cardenal veneciano Domenico Grimani, que posiblemente fue su comprador. Cada uno de los cuatro postigos tiene su propio nombre y todos ellos aluden al destino de las almas, de acuerdo a su comportamiento terrenal desde un punto de vista católico y son: El Paraíso terrenal, La Ascensión al Empíreo, La Caída de los condenados y El Infierno. Destaca la segunda tabla, La ascensión al Empíreo, que muestra el camino que las almas de aquellos afortunados sostenidos por los ángeles emprenden hacia el Paraíso Celestial, el cual se halla al final de un túnel donde unos seres, envueltos en una luz cegadora, parecen estar esperándolos. 
La temática de los cuatro postigos en general y de este último en particular, es del todo  asumíble en el entorno de la sociedad a la que pertenecía el Bosco que, cuando pintó estas tablas hacia el 1500, se iniciaba tímidamente la Edad Moderna aunque los mitos y supersticiones propios de la Edad Media aun estaban presentes y  la Reforma de Lutero todavía no había hecho mella en el dogma establecido. Lo cierto es que este postigo ha dado mucho que hablar en los últimos años, pues parece que El Bosco, de una manera sorprendente, se adelanta en 475 años a un asunto propio de nuestros días. Si en 1500 alguien le hubiera hablado a Jheronimus Van Aken acerca de las ECM, tal vez le hubiera denunciado a la Inquisición o... ¿tal vez, no? 
En 1975 el psiquiatra estadounidense Raymond Moody publicaba el libro Vida después de la vida basandose en un estudio que había realizado a 150 personas que habían experimentado una experiencia cercana a la muerte (ECM) y en ella describen la sensación de estar fuera del cuerpo físico, encontrarse con "seres de luz" o con familiares ya fallecidos y también son coincidentes acerca de una sensación en la que se revisa toda la vida pasada en apenas un instante. Una de las vivencias que transmiten estos pacientes, es la de moverse a través de un túnel en cuyo final hay una luz muy brillante donde le esperan esos seres luminosos que parecen darles la bienvenida a ese más allá. Exáctamente como lo describe El Bosco.
Estamos, por tanto, en un enigma basado en otro enigma. Si las ECM, controversias aparte, (algunos científicos consideran que son alucinaciones de enfermos moribundos) son extrañas de por sí; no es menos cierto que una pintura sobre madera realizada hace 520 años parece estar describiéndonos de un modo fidedigno unas experiencias propias de la psiquiatría moderna. ¿Había sufrido el Bosco o alguien de su entorno una ECM o era todo fruto de su imaginación desbordada?
 La biografía de El Bosco esta repleta de lagunas y su obra de misterios. Se sabe que era natural de Bolduque o Hertogenbosch en neerlandés, o dicho de otra manera "el bosque del duque". De ese topónimo (Bosch o Bosco, en español) adoptó el  nombre por el que es más conocido. Parece que nunca salió de su ciudad natal, aunque era reconocido más allá de las fronteras de los Países Bajos. Se sabe también que era de familia de pintores, algo no extraño en la época pues los oficios se transmitían de padres a hijos. En 1463 a  la edad de trece años presenció un terrible incendió que destruyo 4.000 casas de la ciudad, aquello debió ser una gran catástrofe que  tuvo que marcar profundamente a aquel muchacho y que posteriormente reflejó en sus pinturas que reflejan las llamas eternas del infierno. Se casó con Aleid van de Mervenne, hija de un rico comerciante, lo que le permitió llevar una vida desahogada pero no tuvieron descendencia. Fue miembro activo de una cofradía (La Hermandad de Nuestra Señora).Tras su muerte, en el verano de 1516 a consecuencia de una de aquellas periódicas epidemias de peste que asolaban Europa, deja El Bosco un importante legado de pinturas, que ya en vida crearon fama de albergar personajes fantásticos y extravagantes y que han sido motivo de muchas interpretaciones y especulaciones. Uno de los personajes históricos que influyó en su popularidad fue Felipe II, gran coleccionista de obras de arte que reunió un importante numero de ellas en el Monasterio de El Escorial y que hoy pueden verse allí mismo o en el museo del Prado en Madrid.
En el siglo XX, la obra de Hieronymus Bosch se vio realzada de nuevo en la era del psicoanálisis y el surgimiento de nuevas corrientes artísticas como el surrealismo, centrándose en los personajes misteriosos y en las escenas visionarias y oníricas. Y dentro de esas interpretaciones que más adelante fueron recogidas por Moody y otros, se encuadran las de la visión de un túnel de luz que muchos afectados describen en el umbral entre la vida y la muerte. Si El Bosco simplemente da rienda suelta a su imaginación bajo un prisma moralista y religioso; o e cambio, vivió o se hizo eco de una experiencia comúnmente asociada a las ECM, quizás nunca lo sabremos. Lo que si es cierto es que La ascensión al Empireo se verá por siempre asociado a este fenómeno del que aun no hay pruebas científicas consolidadas. 
  
















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