La venganza de Carl Smitt (Estocolmo, Suecia)

Detalle de "El cornudo de Skeppsbron"
El casco antiguo de Estocolmo, llamado Gamla Stan,  tiene varios rincones interesantes para aquellos turistas que buscamos curiosidades más allá de los circuitos establecidos. Como ocurre en muchos destinos, hay algunos que se nos pasan desapercibidos. En el número 44 de la calle Skeppsbron, justo enfrente del muelle encontramos un bonito edificio estilo art noveau de principios del siglo XX. Allí en arenisca roja, sobresale un vistoso balcón que le otorga una mayor  personalidad, si cabe, a este inmueble. Debajo del mismo, por encima del mástil de una bandera, encontramos una especie de rostro que muestra una expresión, digamos... exagerada: dolor, desesperación, ¿tal vez asco...? Si no ahondamos más en el tema, podríamos convenir que se  tratara de una de esas mascaras del teatro griego. Pero si miramos más detenidamente, ...hay algo más allí. ¿Es lo que parece? ¡Premio para la señora!
¿Qué hace esa pétrea vagina en la fachada de un edificio céntrico de Estocolmo? ¡Desde luego, que liberales son estos suecos! Sobre todo en una época donde las señoras iban tapadas de arriba a abajo aunque se tratara de Suecia. Por aquella época aún no acostumbraban a venir de España de vacaciones y pasear en bikini por las calles de Torremolinos.
Vamos a la historia: Carl Smitt, el constructor del edificio, descubrió que su mujer le había engañado. Tras el consiguiente berrinche decidió vengarse. Como la venganza es un plato que se consume frío, el hombre que tenía los genitales esculpidos de la infiel esposa, decidió que fueran montados en la pared a la vista de todos y para el mayor escarnio posible, justo bajo su histriónico retrato. Uno se preguntaría si ésto no era asumir su papel de cornudo ante sus convecinos. Si, tal vez... pero seguramente aquello era  vox populi y más abajo no se podía caer. No contento con ello, el afligido marido decidió que su efigie se construyera de tal manera que en los días lluviosos el agua fluyera de sus ojos como lágrimas para así mostrar de una manera aún más representativa el dolor por su amor perdido.
Recomendamos visitar "el cornudo de Skeppsbron" el día más lluvioso posible.
Fachada de la vivienda



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