Visita a la casa de las caras (Bélmez de la Moraleda, España)

 


LAS CARAS DE BELMEZ, EL GRAN MISTERIO ESPAÑOL

 Bélmez de la Moraleda es un pequeño y pintoresco pueblo de la vertiente oriental de Sierra Mágina en Jaén. Desde la carretera comarcal A-401 destaca con sus blancas casas, colgado en una ladera de un monte que se alza sobre el mar de olivos. Situado fuera de las rutas turísticas de la zona que se mueven entre Úbeda, Baeza, Jaén y Granada, no mucha gente pasa por aquí. Menos aún se aventuran a subir a esa pequeña población desprovista de grandes hitos monumentales. Las sencillas gentes del pueblo viven ajenas al ajetreo de las hordas turísticas que transforman los polos de atracción en parques temáticos de lo vendible y de lo explotable. Aquí sólo hay una iglesia de moderna factura, almazaras donde adquirir el excepcional aceite de oliva virgen y un agradable parque donde nace de la misma sierra un manantial del agua más pura y esas apretujadas y típicas casas blancas. Una de ellas  tiene que ver con lo que nos ha traído aquí .

Si bien Bélmez es ahora una localidad tranquila, no siempre  fue así y a este rincón andaluz llegaron gente, no sólo de toda España, sino también de otros países, incluso lejanos, que venían aquí para asistir a uno de los fenómenos más inexplicables, extraños e intrigantes de los que se tenga noticia: En una de sus casas estaban apareciendo unas misteriosas imágenes en el suelo.

Todo comenzó un 23 de agosto de 1971. Una vecina de una casa en el número 5 de la calle Real, María Gómez Cámara advertía que en el suelo de cemento de la pequeña cocina aparecía una extraña "cara", y fue a avisar a sus vecinas. Aquella imagen que curiosamente se parecía al Santo Rostro que se conserva en la catedral de Jaén, atrajo la curiosidad de todos y pronto el lugar fue la comidilla de las gentes del pueblo. A los pocos días su hijo Miguel, harto del trasiego, decidió picar el suelo y echar una nueva capa de cemento. El asunto hubiera acabado ahí para siempre, pero cual no sería su asombro, cuando allí mismo, al poco tiempo, apareció de nuevo aquel extraño rostro. Se trata de “la pava”, una extraña e intrigante cara de un varón, de grandes y expresivos ojos y con un curioso bigote. Es la que se encuentra aun hoy en día empotrada en la cocina, protegida tras un cristal. El fenómeno no paró ahí y a partir de este momento comenzaron a aparecer nuevas caras por toda la casa. Algunas de ellas muy detalladas, como la llamada “La Pelona”, “El padre y el hijo” o “La dama de la copa”. Aquello fomentó una peregrinación de curiosos (llegaron a concentrarse en algún momento hasta 10.000 personas en la puerta de la vivienda), aficionados a lo paranormal y periodistas que a modo de serial daban cuenta casi diaria de los sucesos de la que ya se conocía como la "casa de las caras".  Otra parte del fenómeno fueron las pruebas que se realizaron en la vivienda, como la excavación realizada a instancias del Ayuntamiento de Bélmez en la que aparecieron huesos humanos bajo la cocina aunque no se encontró ningún cráneo. Se baraja la posibilidad que esta zona fuera un antiguo cementerio morisco adosado a una mezquita anterior a la fundación del pueblo. Pues hay que tener en cuenta que en lugares como éste se refugiaron los últimos musulmanes que existieron en España hasta su definitiva expulsión por Felipe III a principios del siglo XVII.

La noticia corrió como la pólvora, siendo el diario Pueblo uno de los que más difundió el tema en nuestro país. Así, el 31 de enero de 1972 Pueblo publica un impactante artículo de Antonio Casado, cuyo titular rezaba: “En este pueblo de Jaén algo está pasando”. Además de periodistas y curiosos,  también llegaron aquí estudiosos de los fenómenos asociados a la parapsicología como Germán de Argumosa o Hans Bender de la Universidad de Friburgo (Alemania) quien popularizó la casa en el extranjero, asegurando que era un caso "paranormal. Se hicieron pruebas de todo tipo, bien para ratificar el fenómeno o al contrario para demostrar el fraude. Una de las más importantes fue sellar ante notario la casa en junio de 1972. La sorpresa llegó una semana más tarde en la que tras quitar el precinto, se comprueba que han aparecido nuevas caras. El profesor Argumosa consiguió unas escalofriantes psicofonías en las que podían oírse llantos, quejidos y diversas voces desagradables. Aquello fue motivo para que el 14 de Febrero de 1972, el Diario Pueblo publicara una sensacionalista portada titulada “Las Caras hablan”. Era una vuelta de tuerca a añadir al fenómeno. 

Noticia que apareció en la portada del diario Pueblo

Todo este  asunto no debía gustar mucho a las autoridades de la época y de alguna manera a la Iglesia Católica. La romería, de alguna forma pagana, que se concentraba en aquel, hasta entonces, tranquilo pueblo de la Sierra Mágina era un escándalo que debía frenarse de una vez por todas.  Se promovió entonces desde el entorno del Gobierno del general Franco la idea de que todo aquello era un fraude que había sido orquestado para ganar dinero obligando al diario Pueblo aquel que más había apostado por la hipótesis paranormal,  a publicar una portada demoledora en ese sentido: “Se acabó el misterio”, asegurando que las imágenes son resultado de aplicar sales de plata, dando carpetazo al asunto. Eso no evitó que durante todo aquel año de 1972 la gente siguiera acudiendo al pueblo a ver las famosas "caras" que seguían apareciendo machaconamente . Por ejemplo en diciembre de 1975 el fotógrafo Miguel Rodríguez Montávez, comunica a José Martínez Romero, investigador de periódico Jaén, la aparición de nuevas teleplastias como las ya nombradas “El padre y el hijo” o la “Dama de la copa” No obstante y poco a poco, la casa perdió interés mediático, quedando como el recuerdo de un episodio casi folklorico de la España cañí. Pero lo cierto es que aquellas "caras", ajenas al interés mediático siguieron surgiendo o transformándose en otras nuevas. Al menos mientras vivió María Gómez Cámara, quien fallecería en febrero de 2004.

Una de las inquietantes imágenes que aparecen en el suelo de la casa
(Fuente Flickr. Autor  Juan de la Cruz Moreno Balboa. Creative commons)

¿FRAUDE O MISTERIO?

 Los partidarios del fraude alegan unos estudios llevados a cabo por el CSIC en 1975 el que se asegura la existencia de unos compuestos melanocraticos, un término que se utiliza para describir rocas constituidas por minerales oscuros de naturaleza ferromágnetica.  En estos estudios se llega a la conclusión de que, por ejemplo “el Pelao” es simplemente una huella de zapato a la que las sustancias oscuras contribuyen a darle apariencia de “rostro”. Unos estudios más detallados de   unas muestras remitidas en 1991 al CSIC por el parapsicólogo José María Pilón S. J. se halló la presencia de zinc, cromo, plomo, cobre o bario, sustancias que los técnicos que efectuaron el análisis atribuyen a la presencia de pinturas o esmaltes. También se ha sugerido una técnica para crear caras en el cemento, creada por el parapsicólogo valenciano Francisco Mañez Ferrer que ha acabado llamándose método Mañez que consiste en modificar manchas de humedad pintando con agua y aceite (de la que abunda en la tierra) a la que se da una segunda capa para resaltar las partes más oscuras. 

En el otro lado, en su  programa de televisión Cuarto Milenio, Iker Jiménez llevó a cabo un experimento en el año 2014 en el que se extrajo ante notario una muestra de “el pelao” analizada por  José Javier Granecea doctor en Ciencias Químicas y director de la empresa de Ingeniería Química Medco y el criminalista forense Luis Alamancos, director del gabinete pericial Inpeval y el Instituto Nacional de Criminalística Aplicada. El primero, tras analizar las muestras declaró que no aparecía ningún tipo de manipulación, diagnosticando que éstas “no estaban hechas con pintura”, añadiendo además que “según los conocimientos y las técnicas empleadas en la investigación, no aparece manipulación ni elementos externos” Al mismo tiempo, Alamancos intentó reproducir imágenes similares utilizando la variedad de métodos que muchos medios han sugerido como origen del fraude: disolvente de hormigón, ácido clorhídrico y nitrato de plata. Ninguno de ellos consiguió realizar algo parecido a las caras originales. 

MI VISITA A LA CASA

Mi experiencia en Bélmez comenzó con mal pie, pues supongo que como en otros casos, fui a caer en la trampa de la picaresca. Pues resulta que en el pueblo existen tres reclamos turísticos relacionados con las caras: La casa propiamente dicha, un Centro de Interpretación (que ese día estaba cerrado) y una segunda casa, que era la natal de María Gómez y en la que aparecieron unas supuestas teleplastias que resultaron ser un fraude. El teléfono que yo disponía era de la una señora mayor, dueña de esta segunda casa, que merece una entrada aparte en la sección de la España bizarra. Ésta nos fue enseñada en primer lugar, con la esperanza de posteriormente visitar la casa “verdadera”.  Pero entonces, al finalizar la visita a la casa de la calle Cervantes, nos “deja tirados” y nos señala que debemos contactar con el teléfono que aparece en un cartel pegado en puerta de la famosa casa. Al llamar, la persona que nos atiende al otro lado de la línea no parece dispuesta a enseñarnos la vivienda porque “esa semana no le toca a ella” y al pedirle el número de la encargada a quien le corresponde en ese momento, nos despide visiblemente molesta, sin darnos el dato. Al parecer no hay buena relación entre los distintos familiares de María Gómez y también cierta desgana en enseñar la susodicha casa. Algo que argumentaría en contra del supuesto fraude. Sentí por un momento, que me tendríamos que irnos del pueblo sin cruzar aquella puerta. Pero no estábamos dispuestos a rendirnos sin presentar batalla. Nos bajamos al mercado del pueblo y comenzamos a preguntar a la gente (algunos se persignaban al hablar de la casa) y tras atar cabos, conseguimos el teléfono de María, una sobrina-nieta de María Gómez a la que tuvimos que esperar pues estaba en localidad cercana de Huelma realizando unos trámites..


Fachada de la casa en la calle que lleva el nombre de su antigua moradora

Una hora más tarde apareció con las llaves y mientras nos dirigíamos a la casa confesó su deseo de desembarazarse del inmueble y que por ello se le había ofrecido al Ayuntamiento de Bélmez para crear un museo, pero no hubo acuerdo monetario entre las partes, lo que desembocó en la creación del Centro de Interpretación de las Caras de Bélmez, al que me refería antes. Cuando escuché girar la llave sentí gran alivio y algo de emoción por estar en este mítico lugar, extraño entre los extraños: ¡Ya estábamos dentro! Al entrar pudimos observar ese famoso suelo de cemento que simboliza quizás el caso paranormal más relevante en España y uno de los más importantes del mundo. En cuanto a la visita en sí, hay que decir que ésta se reduce (al menos en nuestro caso) a la pequeña cocina y al pasillo de entrada. María no nos enseñó nada más y tampoco nosotros se lo pedimos. En el pasillo de entrada muchos retratos dedicados por investigadores del misterio, nos dan la bienvenida: Germán de Argumosa, Iker Jiménez y Carmen Porter, etc junto a recortes de prensa refiriéndose al fenómeno. Seguidamente, al entrar en la cocina aquellos trozos de lechada arrancados del suelo con los inequívocos y siniestros retratos de "la Pava" y "el Pelao" nos aguardan. La teleplastia llamada  "la Pava" aparece  protegida tras un cristal  y su personaje aparece desfigurado, con un ojo que parece haberse corrido hacia a un lado, como si fuera una figura de cera deformada por el calor, distinta a la imagen que había visto tantas veces. En cambio aquella en la que aparece "el pelao" si conserva en apariencia su aspecto de siempre y la imagen, algo perturbadora, de un personaje calvo (de ahí el nombre) y larga barba, parece sugerir algo desagradable que no acierto a descifrar.

He de decir que la pequeña salita de estar, y lo poco que observé de la casa, no tiene ese tétrico aspecto que uno se imagina antes de visitarla. No es para nada una especie de Amytville estilo andaluz  ni un cuartucho frio o áspero .Más bien al contrario, parecía que la casa transmitía una apacible sensación de paz y podría decir que en su sencillez es incluso hasta acogedora. Algo en lo que coincidíamos con nuestra anfitriona, pues ella aseguraba que allí sentía "paz". 

María tuvo el detalle de agacharse y enseñarnos las supuestas “caras” que existen en el suelo,  tanto de la cocina como el pasillo, mostrando su contorno donde en principio sólo parecen observarse manchas. Algunas parecían verse sólo a través de la pantalla del móvil, desapareciendo al observarlas con el ojo desnudo. Así que seguí tomando fotografías para estudiarlas más tarde. Allí donde se arrancó "la pava" aparece otra tercera, aunque a esta versión 1.3 hay que echarle imaginación. Unas parecen formar parte de otras y también se adivinan números o signos diversos (ver fotos). En unos casos parecían más evidentes, la mayoría, en mi opinión, simples pareidolias, como esas nubes a las que el observador identifica con formas reconocidas, algo que la psique humana  como tendencia natural tiende a construir bajo sus esquemas las formas abstractas. 

Cuando acabó la visita me comprometí conmigo mismo a interpretar las figuras y así lo hice durante los siguientes días, dibujando sobre aquellas formas lo que yo interpretaba, pero pronto me cansé. En honor de la verdad, he de decir que sólo tengo una colección de manchas.

"La Pava" 1.2
"La Pava" 1.3



Foto de María Gómez Cámara en la cocina donde se manifiestan las teleplastias

María nos enseña una de las imágenes 



"El Pelao"

detalle de la teleplastia de "el pelao"


La "estela" de "El Pelao" se mantiene en la cocina

Varias caras parecen dibujarse en el suelo

CONCLUSIÓN

Tratando de abstraerme de toda la información relativa al fenómeno, de todo lo que he leído, visto o escuchado  en libros, revistas periódicos, programas de televisión, radio o podcast y toda la contaminación cultural o contracultural que persiguen a estas extrañas imágenes; únicamente con la información de lo que se ve en el suelo de esta casa andaluza uno diría con el corazón en la mano, (excepto "la pava" y el "pelao" que aun permanecen en la cocina), que tan sólo son manchas de humedad que nuestra imaginación les da formas. Pero si se trata de simples pareidolias, ¿a qué tanto revuelo? Pienso yo que en otras casas de ese pueblo o de otros pueblos de Andalucía o de cualquier lugar del mundo que se den estas circunstancias, tienen que existir imágenes similares. La verdad es que no tengo noticia de ello. ¿fraude? Bien, pudiera ser, aunque hay que tener en cuenta que cuando "la Pava" surgió por primera vez, lo primero que hizo el hijo de María Gómez fue picar aquella desagradable imagen y echar cemento de nuevo. Que luego a raíz de la expectación, se aprovechara para sacar algún dinero, es una posibilidad asumible. Pero tengo la sensación que este tema les ha traído más problemas que beneficios a esta modesta familia.

Dentro de la posibilidad de que el fenómeno sea de origen paranormal, y lo que esto supone, existe la certeza de que el catalizador de toda la fenomenología asociada a la casa estaba causado por su antigua moradora: María Gómez Cámara. Desde que ella no está, las "caras" parecen estar perdiendo fuerza y existe la convicción que algún día terminarán por desaparecer. Que ella fuera una especie de medium que originara la aparición de las teleplastias, en sí mismo es un misterio dentro del misterio. Como también es otra vuelta de tuerca, la semejanza de algunas de estas imágenes con unos familiares suyos muertos en la Guerra Civil. Pero eso es otra historia.

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