Museo de la Cuchillería (Albacete, España)



 


Albacete no es una de esas localidades que destaque precisamente por ser un highlight  en el estándar turístico de una potencia como es España. En Castilla-La Mancha, donde se sitúa Albacete, sobresalen otras ciudades con más amplio cache. De ahí provienen algunas famosas frases despectivas que infravalorar esta ciudad manchega y  contribuyen para acentuar su papel de ciudad de paso pero poco valorado caché turístico.  Pero una de las aspiraciones de este humilde blog de turismo extraño es la de poner en valor lo que otros desprecian. Y allí donde se supone poco glamour se encuentran excelentes hoteles a buen precio, buenos restaurantes  y hasta alguna joya escondida. En este caso, pasar de largo por aquí supone perderse algunos lugares que merecen una visita. 

Y si hablamos de Albacete hablamos de sus navajas y cuchillos, valorados desde hace mucho tiempo, no sólo en España, sino también en otros países. Por ello la existencia de una institución que presuma de esta industria es algo necesario. El Museo de la Cuchillería de Albacete es una colección única en España y forma parte, junto a los museos de Solingen (Alemania) y Thiers (Francia) del grupo de los tres museos dedicados a la cuchillería en Europa. Este pequeño museo cumple un doble objetivo: Por una parte, rehabilitando el  antiguo edificio de estilo ecléctico y llamativa fachada, donde domina el color verde claro, llamada "La Casa del Hortelano" construida en 1912 por el arquitecto Daniel Rubio y por otra, dotar a Albacete de un museo donde preservar su herencia histórica y cultural basado en la cuchillería. Este recorrido histórico de la artesanía de la cuchillería y su importancia para Albacete, se muestra en el museo en el tiempo en el que cada español portaba una navaja en el cinto, generalizándose su uso durante el siglo XVI  y convirtiendo a la ciudad manchega  en uno de los centros de producción de cuchillería más importantes de Europa, sobre todo en el siglo XVIII.  Con la llegada del ferrocarril en 1855 se consigue abaratar las materias primas con las que se fabrican estos útiles, acelerando la producción, con la que aparece la figura de los vendedores ambulantes de navajas, quienes, con el expositor al cinto ofrecían su mercancía a los viajeros que podían comprarlas sin bajar del tren. Esta figura de los cuchilleros es recreada en una escultura de bronce que se halla en la Plaza del Altozano, donde se halla el museo.

En la exposición permanente no sólo se pueden cuchillos y navajas; también se encuentra una gran selección de dagas y puñales y hay una sala reservada a las tijeras que ya existían desde la edad de Bronce y que en el siglo XV comienzan a fabricarse en acero. Podemos ver objetos de cuchillería desde la Edad de Hierro, de la Hispania antigua y también de Roma. También podemos encontrar una gran colección de navajas europeas de los siglos XVII a XIX. De gran importancia son también las colecciones donadas al museo, como la de Jesús Vico con algunas piezas que se remontan a la cultura Halstatt (Siglos XI - VIII A.C.) Una curiosidad aparte son las leyendas grabadas en la hoja de las navajas, algunas tan sugerentes como "Soy solo para cortar queso y pan y todo lo que me quisieran probar sirbo (sic) a mi dueño, año 1882" o "Viva el amor, de mi dueña sola".


Cuchillo dentado



Navaja de una de las colecciones del museo




Cuadro que representa a un cuchillero típico albaceteño



Cuchillo cortaplumas del siglo XVIII

Cuchillo-moneda de Amadeo

Antiguas tijeras

Cuchillo de sacrificio (siglos 4 a 2 A.C.)





Antiguo cuchillo de origen romano

Almeja de agua dulce del Rio Ebro y mango realizado con su nacar.

Diferentes tipos de navajas albaceteñas




Navaja cuya hoja tiene forma de cabeza de perro
                                                                                                  
                                                                                                           
 

Daga siglo III-I A.C. 




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