Las Cuevas de Hercules (Toledo, España)
La leyenda que rodea este lugar se remonta a la antigüedad, cuando se creía que el mítico héroe Hércules había creado una cueva oculta llena de tesoros incalculables. Sin embargo, no era un lugar desprotegido: las historias cuentan que fuerzas sobrenaturales y terribles maldiciones aguardaban a quien se atreviera a entrar. Quizás por eso los reyes godos, que tenían su corte en Toledo, tenían la costumbre de añadir un candado durante su reinado. Todos, excepto Don Rodrigo. Él, recordado como el último rey godo, decidió romper los candados y entrar en la cueva para descubrir si las maravillas que se contaban sobre ella eran reales. Según la leyenda, allí se encontraban la mesa del rey Salomón, el Arca de la Alianza e incluso el Santo Grial. Encontró un cofre que contenía un pergamino. Al desenrollarlo, notó algo que le llamó la atención: una serie de figuras dibujadas en su interior. No llevaban yelmos, sino turbantes; no llevaban cota de malla, sino túnicas, y lo más curioso era la forma de la espada que portaban: una espada en forma de medialuna. En otras palabras, era una profecía de la invasión musulmana de España y su propia muerte en la Batalla de Guadalete, que puso fin al reino visigodo y dio comienzo al dominio musulmán.
Desde la Edad Media, las historias dieron a la leyenda un aire aún más misterioso, vinculando la cueva con el conocimiento oculto y las doctrinas secretas. Así, en el siglo XVI, el cardenal Silíceo, arzobispo de Toledo, ordenó una misión de reconocimiento a las Cuevas de Hércules en 1546. Los exploradores entraron con antorchas en el subsuelo de lo que entonces era la Iglesia de San Ginés; pero al salir, aparecieron demacrados, contando historias tan terribles que Silíceo decidió sellar la extraña cueva, dejándola tapiada durante siglos. Dejando a un lado todas estas leyendas, lo que realmente encontramos aquí es una estructura de tres arcos de sillería que son los restos de una antigua cisterna romana abovedada para el suministro de agua, una de las muchas que existían en la ciudad. Una de estas partes es lo que vemos hoy. Los demás permanecieron en el subsuelo de las casas circundantes. Aquí se alzaba una antigua iglesia visigoda. De hecho, la fachada del lugar está repleta de numerosos restos visigodos reciclados. Posteriormente, se construyó una mezquita árabe, que más tarde, alrededor del siglo XII, se convirtió en la Iglesia de San Ginés, de la que podemos ver una parte de la sacristia en el interior. Fue abandonada y cerrada al público durante el siglo XVIII, siendo finalmente demolida en 1841. El antiguo aljibe romano permaneció oculto bajo propiedad privada hasta que fue restaurado y rehabilitado por el Consorcio Municipal de Toledo en 2010 para su actual uso turístico.
Para acceder al sotano se hace a traves de una estrecha y empinada escalera de caracol en la que sólo una persona puede acceder bien entrando o bien saliendo. De tal manera que la entrada y la salida están reguladas por personal encargado del lugar. Abstenganse personas con claustrofobia o problemas cardiacos
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| Interior de las Cuevas de Hércules donde podemos observar los archos romanos |
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| Desde la parte superior se pueden observar las excavaciones arqueológicas aquí realizadas |
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| Detalle del interior de lo que un día fue la iglesia de San Ginés |
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| Interior de las cuevas con boveda de cañón y grandes sillares |









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