Ángeles estrellados (Madrid, España)
“De Madrid al cielo y un agujerito para verlo”
Es un dicho popular atribuido a la capital de España. Ese vínculo entre el cielo y la ciudad de Madrid,
sin duda, debe ser peligroso para esos seres alados a los que llamamos ángeles.
Su posibilidad de volar en una atmosfera densa, como es la terrestre,
tal vez, les limite más de lo que
pensábamos. Cuando se asoman al “agujerito” para curiosear sobre la Villa y
Corte, el ángel de marras, de vez en cuando, pierde el equilibrio y… ¡Catapum!,
¡ …termina estampándose sobre nuestra mesetaria ciudad!
Hoy, en esta
nueva sección de arte raro, vamos a visitar un par de malogrados ángeles que justificarían esta bizarra teoría:
Al sur del
parque del Retiro hay un extraño monumento. Se trata de una fuente que ocupa el
centro de una glorieta. Está formada por un pilón en cuyo centro hay un pedestal en forma de pirámide octogonal en
cuyos lados hay ocho diablillos que con sus garras atrapan lagartos, peces y
serpientes. Estos diablillos, obra de
Francisco Jareño, son los que proveen de agua al pilón a través de los chorros que salen de sus
bocas. Sobre este pedestal hay una serie de cuerpos que a modo de tronco soportan la estatua propiamente dicha. El
ángel caído, obra del escultor madrileño Ricardo Bellver, se halla
contorsionado y semitendido sobre unas
rocas. Sobre su cuerpo está enroscada una gran serpiente, símbolo del mal y de
la tentación del pecado original. Parece gritar o maldecir a Dios (a través del
agujerito) que está allí en las alturas, con el brazo remangado de su túnica. La
iconografía, en cierto modo, nos recuerda a las imágenes acerca del mito
de Laocoonte y sus hijos.
Curiosamente, y tal vez es coincidencia,
muy cerca nos encontraremos una versión de este mito en el centro ajardinado
del paseo de Fernán Núñez. (Invito al
lector a buscarlo)
La estatua pretende mostrarnos el momento
en que los ángeles que se rebelaron contra Dios fueron expulsados del Cielo. Y
sí, ese ser representado en este monumento no es, ni más ni menos, el cabecilla
de esos ángeles rebeldes, el ínclito Lucifer, el Maligno; también conocido como
Satanás o comúnmente El Diablo.
Muchas veces se ha explicado, por los
guías turísticos, que esta estatua, es la única dedicada al demonio en todo el
mundo. Sabemos que esto no es cierto. Al menos se conocen otras dos: Una
situada en Turín y otra en Tandapi en Quito (Ecuador).
Pero, ¿Por qué un monumento al diablo? No
es que en 1877 (fecha de realización de la obra) hubiese un alcalde satánico en
Madrid. El origen de este monumento es un concurso para la Exposición Nacional
de Bellas Artes de Madrid , que fue ganado por Bellver y se presentó en la Exposición
Universal de París de 1878. Posteriormente y debido a su originalidad fue
adquirida por el Estado y cedida a la ciudad de Madrid donde fue alojada en
1879 en el lugar donde se halla hoy en día.
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El Ángel caido (foto de Thermos) |
Una curiosidad muy llamativa, para
aquellos que aman las teorías conspiranoicas, es la casualidad de que este
monumento está situado a una altura de 666 metros sobre el nivel del mar. En el
Apocalipsis de San Juan 13:18 se
menciona: “Aquí hay sabiduría. El que
tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y
su número es seiscientos sesenta y seis”. Ahí lo dejo.
Muchos pensábamos que este monumento, por su
originalidad; era único, no sólo en Madrid, sino en el mundo entero. Pero entonces descubrimos que tenemos otro
ángel caído en la ciudad.
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El Ángel caido (foto de L.Morato) |
Bromas aparte,
la obra a la que nos referimos, es un trabajo del escultor Miguel Ángel Ruiz Beato
y representa a un ser alado en una postura propia de alguien que ha caído boca
abajo. La cabeza la tiene doblada hacia atrás y las piernas están torcidas
debido a las terribles fracturas. Estamos observando un accidente que acaba de
ocurrir. Su autor explica esta bizarra escena: “Hace diez mil años, un hombre alado sale a dar
una vuelta y al volver, volando tranquilamente de espaldas, mientras toma el
sol, no se percata de que en el prado donde aterriza siempre, ha crecido toda
una ciudad. El resultado es este accidente.”
La obra, que no puede
llamarse de otra manera que “Accidente Aereo” es una estatua de bronce de unos
300 Kg encargada a Ruiz Beato por la Comunidad de Vecinos de Milaneses, 3 en 2005 para decorar
el tejado del edificio. Por su ubicación, es fácil que pase desapercibida para
los peatones y los turistas que buscan la cercana Plaza Mayor.
Tengamos, o no, en cuenta su
carácter divino, hemos de concluir que Madrid, definitivamente, no es ciudad
para ángeles.
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