El gigante extremeño (Madrid, España)


 En la sala  Orígenes del Museo Nacional de Antropología  de Madrid podemos contemplar una serie de piezas que formaron el núcleo del actual museo. Se trata de la colección de Pedro González de Velasco, fundador del museo, que a semejanza de otros Gabinetes de Curiosidades que se exponían en otros países europeos (Tal es el caso del British Museum)  mostraba una ecléctica exhibición de piezas que incluía una sección de cráneos procedentes de enterramientos rituales y en el que algunos de ellos estaban modificados, esqueletos de animales, bustos humanos que pretendían mostrar diversas patologías o cualidades o comportamientos de las personas, reproducciones a tamaño natural de las distintas razas e incluso cabezas reducidas. En todo este batiburrillo sobresalían dos “huéspedes especiales”: la momia guanche y un gran esqueleto.

Esqueleto del gigante extremeño

En cuanto a la momia, se trata del cadáver de un canario del Barranco de Huerques, en Tenerife que fue embalsamado ritualmente . En la actualidad se halla en el Museo Arqueológico  Nacional.
El esqueleto, que aun hoy podemos visitar en el museo y que nos sorprenderá por sus grandes proporciones era propiedad, mientras vivió, de una persona con nombres y apellidos: Agustín Luengo Capilla, “el gigante extremeño”.
Agustín Luengo nació en Puebla de Alcocer en 1849 y con 2,35 metros de altura es el segundo español más alto de los que se tiene noticia. El record lo tiene Miguel Joaquín Eleizegui , el llamado gigante de Altzo (popularizado por la película Handia) que con 2,42  superaba a nuestro protagonista. Parece que, al contrario de aquel, Agustín padecía de gigantismo y el vasco acromegalia. La diferencia entre ambas enfermedades estriba que el gigantismo se caracteriza por el crecimiento descontrolado ya desde la edad infantil y la acromegalia se manifiesta ya de adulto. El caso es que Agustín, a la temprana edad de  doce años, ya trabajaba en un circo. De por aquel entonces aparece en una foto con el rey Alfonso XII. Se decía que sus manos eran tan sumamente enormes que  podían esconder en ellas un pan de 1 kg.

Agustín Luengo con su madre y el rey Alfonso XII (C.Commons. foto de Ruizsanchezpablo)

Es por esta época cuando el doctor Velasco, se cruza en la vida del gigante extremeño. Por entonces ya estaba creando su museo, el Gabinete de Curiosidades del que hacíamos mención al principio. Cuando se enteró de su existencia, debió pensar que aquel hombre luciría muy bien en el centro de una sala. Fue al grano y le hizo una curiosa proposición: Le pagaría una renta vitalicia de 2,50 ptas. diarias mientras viviera. A cambio, al morir, tendría que cederle su cadáver para ser expuesto en el museo. En aquel tiempo, disponer de ese dinero debía ser una  pequeña fortuna y le permitiría una seguridad, que de otro modo, no disfrutaría jamás. Fue una buena decisión la de Agustín, pues a él le garantizó una  buen porvenir y a nosotros, turistas raros, la posibilidad de alimentar nuestra morbosa curiosidad.
Pero el pobre de Agustín no disfrutó mucho de esa renta y a la temprana edad de 26 años murió de una tuberculosis ósea, lo que haría que el doctor Velasco se frotara las manos por doble motivo: Una pieza destacable para su museo y el ahorro de 2,50 ptas diarias que como hemos dicho, en 1876 seguiría siendo un buen pico.  
En la sala Orígenes, el esqueleto del gigante ocupa un lugar destacado. Observamos en primera instancia, si ser expertos en anatomía, un cráneo desmesurado y deformidad del mentón, hecho que parece ser una característica en los casos de gigantismo y acromegalia. También son de apreciar sus grandes manos, las que ocultaban un pan de a kilo.

Detalle del cráneo donde se observa un fuerte prognatismo

Observamos un antiguo cartel que nos indica que la estatura del gigante “fue Dos metros veinticinco centímetros”. Es decir, 10 cm menos que los 2,35 cm que se presumían. Este error parece que se debe a  un encogimiento de los huesos tras su muerte.


Además de su esqueleto, en la sala se exhibe un molde de yeso que le hizo el doctor Velasco tras morir y una de sus botas. Tal vez, la que le regaló Alfonso XII. La otra, se encuentra en un museo dedicado por sus paisanos a este gigante extremeño y seguramente gran persona, en su pueblo natal, La Puebla de Alcocer. Un museo, de esos raros, que  ya desde ahora, nos gustaría visitar.
Una de las botas del gigante extremeño


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El museo Nacional de Antropología se halla en Madrid en el nº 68 de la calle Alfonso XII junto a la estación de metro y Cercanías de Atocha Renfe. Aquí os dejo el enlace de la página web: https://www.mecd.gob.es/mnantropologia/portada.html

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