La Casa Maldita (Madrid, España)


La bulliciosa y animada Gran Vía de Madrid, esa arteria que atraviesa el centro de Madrid, (y de la que algún día hablaremos) es en realidad  una de esas obras ideadas en el despacho de un arquitecto. Alguien que en su día trazó una línea, que al igual que hiciera una goma de borrar, se llevó de por medio edificios históricos, iglesias y centenares de casas de la vieja ciudad. La avenida se inició hacia los años 20 del siglo XX  y en ambos lados de ese “cortafuegos” una serie de edificios icónicos de renombrados arquitectos de la época fueron construidos. A nada que nos introduzcamos por las calles aledañas nos daremos cuenta del gran contraste entre el “Broadway español” repleto de cines y  de teatros y las decimonónicas calles al más puro estilo galdosiano.  Este contraste se hace más palpable si bajamos en dirección a la Plaza de España. A nuestra derecha desembocan atropelladamente las añejas callejuelas que en su día respetó la bola de derribo. Al caminar por ellas entramos en otro mundo; más castizo, más de barrio y más antiguo. Una de esas calles es la de Antonio Grilo.

Vista de la "casa maldita"

Hemos titulado esta entrada como la “casa maldita” pero en realidad esta indeseada cualidad algunos la extienden a toda la calle de Antonio Grilo. Pero vamos a centrarnos no en un domicilio en concreto sino en el inmueble situado en el numero 3. Se trata de un edificio, típico del Madrid de Galdós, en cuya puerta ya encontramos un dato: 1879.  En este mismo lugar se han concentrado, en distintas épocas, varios crímenes (uno de ellos especialmente sanguinario) que han dado mala fama a este lugar.


Todo comenzó a principios de noviembre de 1945. Un camisero de 48 años de nombre Felipe de la Braña fue asesinado en el ‘piso principal derecha’ (fuente ABC de 8 de noviembre de 1945). Parece ser que sufrió un robo pues los cajones estaban en completo desorden. Hubo una refriega y en la lucha fue golpeado por un objeto contundente en la cabeza. El cadáver fue encontrado unos días más tarde. En su mano tenía un mechón de pelo del presunto asesino.
El siguiente crimen ocurrió en abril de 1964 cuando en la 1º planta una madre soltera, Pilar Agustín estranguló a su hijo recién nacido que tras envolverlo en una toalla, lo guardó en el cajón de una cómoda.  El cuerpecito fue hallado tres días después por la hermana de la parricida.
Hasta aquí, una casa cualquiera donde coinciden dos hechos luctuosos. Pero dos años más tarde ocurrió un múltiple crimen de esos que a pesar de los años transcurridos, aún sigue incrustado en la memoria popular.
Madrid despertaba el día 1 de mayo de 1962 y a esa misma hora en el 3ºD del  infausto edificio, el sastre José María Ruíz armado de una pistola, un cuchillo y una pistola exterminaba a toda su familia, suicidándose a continuación. Era una familia de posibles y de hecho tenían hasta una criada. Lo primero que hizo, fue desembarazarse de ella, enviándola a la farmacia para hacer un recado. A continuación llevo a cabo su horripilante plan: uno tras otro fue aniquilando a sus cinco hijos: una pequeña de dos años, y otra de doce, degolladas. Dos niños, varones de diez y cinco años, respectivamente, uno degollado y otro muerto por arma de fuego. Por último, su hija mayor de 14 años debió despertarse y horrorizada se escondió en el cuarto de baño pero no le dio tiempo y recibió un mortal tiro en la garganta. A su mujer le reservó una muerte horrible, reventándole la cabeza a martillazos.
En el 3ºD sucedieron los hechos
Portada de "El Caso" dando cuenta del hecho
La Policía acudió al lugar tras ser avisada por el mismo  asesino. A través de la puerta avisó de que disponía de una pistola y que la utilizaría si alguien osaba abrir la puerta. Al mismo tiempo requirió la presencia de un carmelita para que le diera la absolución y luego se suicidaría. El sacerdote intentó disuadirle, primero desde un balcón y posteriormente a través del teléfono.  Mientras  hablaba con él, la comunicación se cortó y …, el horror se apoderó de los vecinos de la calle Antonio Grilo. ABC lo cuenta así: “Un griterío tremendo se escuchó en la calle. El perturbado había salido al balcón mostrando el cadáver horriblemente mutilado de uno de sus hijos. Luego repitió la misma escena con otro de sus hijos y después con un tercero”. Después de esa macabra escena, los policías que custodiaban la entrada, oyeron un disparo en el interior de la vivienda: El parricida se había suicidado.

¿Qué es lo que le pasó por la cabeza a este tipo a cometer aquel horrible asesinato? Quizás es lo más intrigante de todo este asunto. La tarde anterior toda la familia había pasado una tarde de cine. Nada hacía presagiar que al día siguiente la muerte se presentara de aquella manera en el domicilio familiar. Algunas fuentes señalan que el sastre estaba agobiado por unas obras de un chalet que se estaba construyendo en Villalba.
Para el turista extraño que pase por esta calle hay que advertirle que no hay mucho que ver: Sólo una casa con un triste pasado.

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