Artistas extraños (III) :Tetsuya Ishida
En el Museo Nacional Reina Sofia y en concreto en el Palacio de Velázquez, situado en el madrileño parque del Retiro se está celebrando desde el 11 de abril y hasta el 8 de septiembre de 2019 una exposición retrospectiva de uno de los artistas más extraños e inquietantes de finales del siglo XX y principios del XXI.
La exposición Tetsuya Ishida. Autorretrato de otro es la primera que se celebra fuera de Japón y reúne muchas de obras más importantes a lo largo de toda su vida creativa desde 1996 hasta poco antes de su prematura muerte por un posible suicidio (fue atropellado por un tren) en 2004 antes de cumplir los 32 años. Era una persona introvertida y solitaria que sufrió en sus carnes la terrible crisis económica derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria japonesa que expresó en sus obras. Durante el día pintaba y por la noche trabajaba con vigilante de seguridad en una imprenta. Tetsuya Ishida es un artista de culto en su país y referencia para toda una generación.
La obra de Ishida es una crítica a la despersonalización y el automatismo alineante de una sociedad japonesa de alguna manera esclavizada y donde las personas son parte de una cadena de montaje que maneja a los sujetos a su conveniencia. Esto se hace patente en una serie de individuos atrapados en un proceso robótico sin fin, híbridos entre humano y máquina o incluso con objetos cotidianos. Por otro lado, el simbolismo kafkiano se observa en toda la obra: Ambientes opresivos, insectos en estados larvarios interaccionando con personas, etc. Sus personajes de apariencia clonica se repiten en sus cuadros como esos elementos vacíos de humanidad, meras herramientas al servicio de la sociedad de consumo.
La exposición Tetsuya Ishida. Autorretrato de otro es la primera que se celebra fuera de Japón y reúne muchas de obras más importantes a lo largo de toda su vida creativa desde 1996 hasta poco antes de su prematura muerte por un posible suicidio (fue atropellado por un tren) en 2004 antes de cumplir los 32 años. Era una persona introvertida y solitaria que sufrió en sus carnes la terrible crisis económica derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria japonesa que expresó en sus obras. Durante el día pintaba y por la noche trabajaba con vigilante de seguridad en una imprenta. Tetsuya Ishida es un artista de culto en su país y referencia para toda una generación.
La obra de Ishida es una crítica a la despersonalización y el automatismo alineante de una sociedad japonesa de alguna manera esclavizada y donde las personas son parte de una cadena de montaje que maneja a los sujetos a su conveniencia. Esto se hace patente en una serie de individuos atrapados en un proceso robótico sin fin, híbridos entre humano y máquina o incluso con objetos cotidianos. Por otro lado, el simbolismo kafkiano se observa en toda la obra: Ambientes opresivos, insectos en estados larvarios interaccionando con personas, etc. Sus personajes de apariencia clonica se repiten en sus cuadros como esos elementos vacíos de humanidad, meras herramientas al servicio de la sociedad de consumo.
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Retirado (1998) |
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Pubescencia (2004) |
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Contacto (1996) |
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Distancia (1999) |
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Contacto (Detalle) |
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Prisionero (1999) |
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Pubescencia (detalle) |
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Repostar comida |
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Sin titulo (1997) |
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Sin titulo (2004) |
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Sueño angustioso (1996) |
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Boceto |
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Viaje de regreso |
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Despertar (detalle 1998) |
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