"Los Embajadores" de Holbein el joven (National Gallery de Londres, Reino Unido)
En el National Gallery de Londres encontramos uno de los
cuadros más interesantes en cuanto a simbolismo de la época del Renacimiento. La obra del maestro alemán Hans Holbein el
joven, está fechada en 1533 y fue un
encargo de Jean de Dinteville, embajador francés en Inglaterra que es quien
aparece en el cuadro a la izquierda. El otro personaje es su amigo George de
Selves que ocasionalmente fue embajador
en el Imperio Germánico de Carlos I de España y V de Alemania, la Santa Sede y
Venecia. De hecho, el cuadro en realidad se llama precisamente Jean de Dinteville y Georges de Selve, aunque todo el mundo lo conoce por los embajadores Los dos personajes aparecen en el cuadro con vistosos trajes, jóvenes, plenos de poder y de riqueza.
La pintura está repleta de simbolismos: Encontramos, por
ejemplo, un globo terráqueo “tuneado” donde
se indica el dominio señorial de Dinteville; hay también un libro de Aritmética
con una página abierta donde se puede leer la palabra dividirt con un doble sentido de división matemática pero también
de la división que en ese momento existía en la política y la Religión por el
Cisma ocasionado por Enrique VIII de Inglaterra y el Papa de Roma. También se
encuentran otros objetos con su correspondiente simbolismo, los cuales no vamos a
tratar ahora, como un laud, una esfera celeste, unos relojes de sol, un
cantoral, el mismo pavimento, un crucifijo medio oculto, etc.
Pero sin duda, el objeto más extraño que reclama nuestra atención se encuentra en el
centro del cuadro, ¿Qué es ese extraño disco que aparece en el centro de la
pintura y que parece no formar parte de ella? Durante mucho tiempo hubo un
debate acerca de la inclusión de este “hueso de sepia” en el cuadro que no fue
desentrañada hasta principios del siglo XX. En realidad se trataba de una moda
que estaba presente en la corte de los Tudor en el siglo XVI. Se trata de una
anamorfosis o deformación deliberada de una imagen. En efecto, si observamos el cuadro desde arriba del lado
derecho o desde abajo del izquierdo,
podemos intuir que nos hallamos ante un cráneo humano. Otros historiadores del
arte apuntan a que el artista pintó el reflejo de la calavera en la parte
convexa de una cucharilla para el té.
En cuanto al sentido de la inclusión en el cuadro de dicha
calavera parece que también hay dobles intenciones: Por un lado podemos
asociarlo a un memento mori en la que se nos recuerda que a los embajadores jóvenes, ricos y poderosos también, tarde o temprano, les llegará su hora. Este tipo de inclusión de cráneos es muy popular en los bodegones y naturalezas muertas y que recibe también el nombre de vanidad, aunque no en el sentido de soberbia, sino en la traducción literal del latín vanĭtas (de vanus, "vacío") que se refiere a la insignificancia o vacío de la existencia. Por otra parte, también se ha sugerido que pudiera ser una firma
del propio Holbein , pues hohle
bein significa en alemán “hueso hueco”, justamente lo que es un cráneo.
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Los embajadores de Hans Holbein el joven. (dominio público) |
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