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Cuadro realizado con cabellos humanos |
En el Museo del Romanticismo y desde el 29 de noviembre de 2019 y hasta el 12 de abril de 2020 se puede visitar la exposición
"Teje el cabello una historia. El Peinado en el Romanticismo". La muestra que se nutre mayoritariamente de fondos que se muestran o almacenan en el mismo museo, puede pasar desapercibida, pues se halla en una pequeña sala a la entrada del mismo En ella se muestran cuadros que reflejan los distintos peinados, que obedeciendo a las modas imperantes en aquel momento, van sucediéndose a lo largo del siglo XIX y que lucen las damas de las clases más acomodadas de la sociedad madrileña.
Aún siendo todo esto interesante, al menos para peluqueros que gustan del estilo muy vintage; la parte más curiosa, se expone en unas vitrinas situadas en el centro de la sala. A simple vista, vemos unos objetos decorativos tales como miniaturas, joyas o incluso pequeñas cajas o joyeros. Si nos fijamos con más atención veremos que dichas miniaturas que asemejan juegos florales o incluso paisajes. observamos que estas formas no están trazadas con un pincel, ni dibujados. Son composiciones realizadas a base de... ¡Sí, es cabello humano!.
En el siglo XIX, y en concreto durante la época del Romanticismo, los noviazgos eran cosa complicada. Sobre todo en familias de la burguesía y de la alta sociedad. Eran necesarias complicadas negociaciones y dotes por parte de los padres de la prometida. Mientras tanto, el contacto físico era algo extraordinario para los novios. Se limitaba a una relación epistolar a través de enrevesadas vías. Aquellas cartas repletas de promesas de amor, a veces incluían una prueba de las mismas. Una de las más personales, era incluir un mechón del cabello del prometido o prometida. Durante mucho tiempo aquella "reliquia" era el único momento en que uno podía estar cerca de ella o incluso de él. Para guardar aquellos mechones existían los llamados guardapelos. Pequeños estuches, cajitas, broches y colgantes con el retrato de la persona amada escondían esos pequeños tesoros, una especie de fetiche bien visto en sociedad.
La utilización del cabello como técnica artística alcanzó su máxima expresión durante el Romanticismo. Se tejían mallas o cordones para fabricar determinadas joyas, de las que hay una nutrida selección en las vitrinas. Los cuadros con motivos florales son realizados con cabellos de distintas tonalidades: rubios, castaños y morenos. A veces para realzar la composición se combinan los distintos tonos y es frecuente el "dibujar" escenas en las que se representas sauces llorones y cipreses. Árboles propios de los cementerios, que de esta manera evidencian la fragilidad de la vida, en una época en la que se convivía de una manera más estrecha con la muerte y donde los cabellos por su carácter imperecedero, eran los únicos recuerdos que permanecían de los seres queridos.
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Distintos ramilletes con motivos vegetales que son realizados con cabellos |
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Pulsera realizada con mallas formada por cabellos humanos |
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Muestra de joyas realizadas con cabellos y guardapelos |
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Pelos de Mariano José Larra. En el pequeño papel se puede leer la palabra "Figaro" que era su apodo |
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guardapelo |
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guardapelo |
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guardapelo con cabellos formando letras |
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pequeños guardapelos |
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