 |
Vista nocturna (Ene.Museo. Creative commons)
|
El Bierzo es una comarca singular: Situada en el extremo oeste de León, sus habitantes se sienten más cercanos por lengua y cultura a los vecinos gallegos que a los castellano-leoneses. De hecho, hay un movimiento que promulga que la comarca se convierta en la quinta provincia de Galicia. También ha sido una zona prospera, gracias a sus viñedos y sobre todo por estar enclavada en una cuenca minera. Minas explotadas desde la antigüedad, desde que los romanos extrajeron grandes cantidades de oro en el paraje berciano de Las Médulas, hoy declarado Patrimonio de la Humanidad. Pero si nos centramos en tiempos más recientes, la extracción de la antracita, en concreto las minas de carbón de Fabero y Villablino, han constituido el motor económico de la zona, ya desde la segunda mitad del siglo XIX, en adelante. El actual museo La fábrica de Luz - Museo de la Energía ocupa el edificio de una antigua central termoeléctrica . La central, que se ocupaba de la generación de energía a partir del carbón, estuvo en funcionamiento entre 1920 y 1971 hasta que fue sustituida por la nueva de Compostilla I y posteriormente Compostilla II, que también han visto su final en este 2020, tras el surgimiento de las nuevas fuentes energéticas y el agotamiento de las vetas. La que nos ocupa, y que ahora cumple el centenario de su puesta en funcionamiento, está situada en Ponferrada, capital de El Bierzo y epicentro de esta importante zona minera. Tras dejar de estar operativa, fue una instalación abandonada durante décadas hasta que las nuevas tendencias en turismo, especialmente el industrial, le dieron una nueva vida, ahora como museo nacional. El edificio construido entre los años 1919 y 1929, supone una parte importante del patrimonio industrial español y por ello en su restauración se han respetando plenamente los elementos originales de la planta, utilizada ahora para nuevos usos culturales. El museo, inaugurado en 2011, destaca por su luminosidad favorecida por los grandes ventanales. También es resaltable su gran altura, algo que se tuvo en cuenta para la instalación de la imponente grúa, necesaria ésta, para levantar los enormes componentes de los turbo-alternadores. La visita sigue el proceso industrial de la transformación del carbón en energía eléctrica y por ello comienza con la llegada de la antracita a la central en tren, por lo que una antigua locomotora de vapor con vagones repletos de carbón es expuesta aquí. Tras ser descargado, el material se desliza por una pendiente acumulándose en el sistema de tolvas, y gracias a un sistema de cintas transportadoras, es redireccionado al almacén de calderas, donde la combustión del carbón es necesaria para calentar el agua. Este agua procede del río Sil, el cual discurre junto a la central. El vapor resultante mueve las enormes turbinas, por ello se visita la sala donde éstas se encuentran y que eran manejadas a través de un gran panel de control. Allí encontramos también, una cabina destinada a brindar aislamiento a los trabajadores por el calor producido. A pesar de lo que se pueda pensar, hacía más calor aquí que en la sala de calderas, pues el vapor producido en ellas ingresaba a este espacio a través de grandes conductos para impulsar estas turbinas, alcanzándose temperaturas de 50º e incluso superiores. A ello hay que sumar también el intenso ruido que obligaba al maquinista y demás operarios a gritarse al oído para poder entenderse. El proceso culminaba con la transformación de la energía mecánica en electricidad que se almacenaba en cuatro grandes transformadores, de los cuales uno de ellos se conserva en el museo. La visita finaliza en el edificio donde ahora se aloja el restaurante, y que junto con la chimenea son las zonas primigenias del edificio.
Una parte interesante de la visita al Museo de la Energía es la aportación de más de 200 antiguos colaboradores, ex-trabajadores de la planta que protagonizan la visita a través de vídeos en los que han dejado grabados para la posterioridad, sus testimonios describiendo las distintas funciones que realizaban en cada espacio del edificio, así como las duras condiciones en que se realizaba su trabajo.
En resumen una visita muy interesante que nos acerca una faceta distinta a la que solemos encontrar en los museos; el mundo de la industria y la minería, en el mismo lugar donde esta se desarrollaba .
***
La Fábrica de la luz, Museo Nacional de la Energía se encuentra en la Avenida de la Libertad 46 en Ponferrada.
 |
Sala de máquinas (Viascos. Creative commons)
|
 |
Sala de control. (Viascos. Creative commons)
|
 |
Vista exterior de la antigua Central
|
 |
Una locomotora perfectamente conservada
|
 |
Cinta transportadora
|
 |
Al fondo, vista de la parte más antigua del complejo que data de 1919 |
 |
Zona de calderas
|
 |
Vista panorámica de las calderas
|
 |
Una caldera de origen alemán
|
 |
Antiguos manómetros
|
 |
detalle de las calderas
|
 |
detalle de una caldera
|
 |
Vista panorámica del Panel de mandos situado en la Sala de Turbinas. A la derecha se aprecia la cabina de aislamiento |
 |
Panel de mandos
|
 |
Vista de las tres turbinas
|
 |
Interior del restaurante en la zona más antigua del complejo |
 |
Chimenea de la central antigua
|
 |
Vista exterior de la ampliación.
|
 |
La fragua, a orillas del rio Sil.
|
 |
Antigua vagoneta para transportar carbón
|
Comentarios
Publicar un comentario