Arte Macabro: La Cripta de los Capuchinos (Roma, Italia)
Cuarta capilla (Fuente Wikipedia, autor Tessier, licencia creative commons) |
Algo retirado del centro, en la Vía Véneto de Roma, encontramos una iglesia que a primera vista no destaca en especial, que incluso en principio uno catalogaría como poco importante para discriminar alguna de las grandes atracciones que nos ofrece la ciudad. Se trata de Santa Maria della Concezione dei Cappuccini que como su nombre indica pertenece a la orden de los Capuchinos, surgida en el siglo XVI como escisión de la Franciscana. La iglesia fue construida en el siglo XVII por encargo del Papa Urbano VIII. Su hermano, el capuchino Antonio Barberini fue el artífice de su construcción y como hermano del papa Urbano VIII, dispuso de todas las facilidades para su construcción. De hecho, fue el mismo Papa el encargado de oficializar la primera misa en el templo. Por cierto, éste fue el mismo Papa que estuvo presente en el juicio contra Galileo Galilei , al que se obligó a retractarse de su teoría heliocéntrica y donde supuestamente dijo aquello de "Eppur si muove". Pero esa es otra historia.
Aunque la iglesia tiene algunas obras notables como un Arcángel San Miguel de Guido Reni y sobre todo un óleo de San Francisco de Asís, obra de Caravaggio (Así es Roma de intensa) lo realmente impresionante, desde un punto de vista extraño, se encuentra justo debajo, en la cripta. Cuando visité por primera vez este lugar, fuimos directos a ese punto. Una señora en la entrada, que pedía la voluntad, nos advertía que estaban prohibidas las fotografías y reñía constantemente a los visitantes pidiendo silencio, recordando que aquello era un cementerio y no una atracción turística. Creo que ahora, a tenor de la subida de los tickets de entrada, es más lo segundo.
Aunque posteriormente he sabido de lugares como éste, nunca antes había visitado un osario. Por ello, mi primera impresión fue de absoluta incredulidad: A lo largo de un corredor decorado con miles de tibias, peronés, cúbitos, radios, fémures, húmeros, escápulas y muchos, muchos cráneos se accede a seis diferentes capillas, cada una de ellas representando varias escenas relativas al memento mori, ("recuerda que morirás"), es decir, la brevedad que representa la vida y la inevitable llegada de la muerte y con ella el temido Juicio Final donde se nos juzgará por los actos, buenos o malos, que en este mundo de mortales hayamos realizado . Qué mejor manera para ilustrarlo que con los restos humanos con los que se realiza esta macabra performance. La ornamentación general es sumamente elaborada, diríase de estilo rococó y aprovechando la diversidad de forma que ofrece la osamenta humana, se han formado con macabra creatividad, todo tipo de figuras decorativas, arcos, bóvedas, arabescos e incluso curiosas lamparas de araña que al observarlas detenidamente vemos que también son huesos lo que las forman. Pueden verse hasta relojes fabricados con este insólito material. En cada una de las capillas predomina un tipo de elemento oseo. Está la cripta de la Resurrección , la de los tres esqueletos, la de las pelvis, otra con un altar bajo un techado formado por calaveras con tibias cruzadas (como la bandera pirata), en otra hay representado un escudo de armas con dos brazos momificados, y está la que predominan los cráneos y donde en el suelo hay tumbas con tierra santa (traída desde Jerusalén) donde los monjes eran enterrados hasta que se descomponían y con el tiempo eran exhumados para posteriormente "contribuir" a la decoración. En cada una de estas cámaras, iluminados por una tenue y espectral luz, pueden verse los cuerpos momificados de los frailes capuchinos que envueltos en sus humildes hábitos y sujetando con sus cadavéricas manos una gran cruz de madera parecen charlar unos con otros o echar una siesta bajo una bóveda de cráneos. En una de las cámaras observamos un pequeño esqueleto que nos observa desde arriba. Corresponde a un niño que una mano sujeta una balanza y en la otra una guadaña, ambas fabricadas, como no, con el consabido material. En otra ocasión otros dos niños, sobre un altar de omoplatos sostienen sendos relojes de arena que nos recuerdan que el tiempo transcurre inexorablemente hacia el fatídico final. Se dice que todos estos niños son familiares del mismo Papa Urbano VIII que aprovechando la elevada mortalidad en aquella época serían bienvenidos para poner un toque "infantil" en el cargado ambiente. Uno se imagina al responsable de esto preguntarle al Pontífice: ¿Le sobra a su Santidad, algún pequeño esqueleto para "pegarlo" en el techo?
En total, aquí se encuentran los restos de 4.000 frailes enterrados entre 1500 y 1870. Pero quizás no era suficiente y por ello Barberini, ordenó en 1631 que los restos de otros frailes capuchinos que provenían de otros conventos como el de Vía dei Lucchesi fueran destinados a la cripta, a los que se añadieron los cuerpos de aquellos romanos pobres que "no tenían donde caerse muertos".
Sin duda, una visita impresionante e imprescindible para cualquier turista extraño que visite Roma. Nos vamos, con ganas de ver la luz del sol, no sin antes leer el mensaje que nos dejan en una de las capillas, estos romanos de ultratumba: "Como vosotros éramos; como nosotros, vosotros seréis".
En una de las capillas puede observarse los esqueletos de dos niños flaqueados por sendos monjes momificados (Autor Dnalor . Fuente Wikipedia. Licencia Creative Commons) |
Detalle segunda capilla (autor Tessier, fuente Wikipedia, licencia creative commons) |
Segunda capilla (Autor:Tessier, fuente: Wikipedia. Licencia Creative Commons) |
Monjes momificados |
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