San Isidro, en cuerpo presente (Madrid, España)


Con motivo del 4º centenario del aniversario de la canonización de San Isidro se expone en  la capilla de la Inmaculada Concepción en la Colegiata de San Isidro, desde el día 21 y hasta el 29 de este mes de mayo de 2022 ,el cuerpo incorrupto de San Isidro, que además de ser el santo patrón de la capital de España, su culto se extiende por muchos lugares a lo ancho y largo del país, llegando incluso a otros lugares del mundo como México o Filipinas. 

La  vida de Isidro, el labrador, se pierde entre la tradición y la leyenda. Se cree que era un humilde campesino  de origen mozárabe que nació en el Madrid musulmán, llamado Mayrit por aquel entonces del año 1082. Sirvió a Juan de Vargas, una especie de señor feudal que participó en la reconquista de aquella zona con lo que fue premiado con tierras ganadas al enemigo, aunque él vivía en la zona de Carabanchel. En uno de esos cambios de frontera, Isidro se vio obligado a refugiarse durante una época en la villa de Torrelaguna, donde conoció allí a su futura esposa, María Toribia, mas conocida por Santa María de la Cabeza. Juntos tuvieron un hijo, San Illán que protagoniza el milagro del pozo en la casa de Juan de Vargas y que puede visitarse en el actual Museo de San Isidro. Siendo ya mayores, el matrimonio se separa para llevar una vida ascética, muriendo en 1172 a la increíble edad (en aquella época) de 90 años, siendo enterrado en el cementerio de San Andrés, junto a la casa de su amo. 

A San Isidro se le atribuyen más de 400 milagros en vida y otros muchos tras su muerte. Entre los más famosos, además del milagro del pozo están, el de la olla o el del lobo o uno de los más conocidos, el de los bueyes, donde los ángeles aran con los bueyes mientras el Santo se dedica a rezar, razón por la que sus vecinos le tachaban de holgazán. Otro de sus milagros ocurre, ya después de muerto en 1212, en la famosa batalla de las Navas de Tolosa, que supone el principio del fin de la ocupación islámica de España. En los montes de Despeñaperros, un  labriego advierte a las tropas de Alfonso VIII que no pasen por un determinado lugar pues los almohades les estaban esperando para una emboscada. Tras evitar ese trayecto, las tropas cristianas consiguen vencer esta importante batalla. Es en este mismo año de 1212, cuando el cuerpo de San Isidro es desenterrado a causa del desbordamiento de un arroyo comprobándose entonces que está incorrupto, eso a pesar de haber transcurrido 40 años desde su muerte y de haber sido humildemente enterrado, sin féretro, envuelto en un sudario y en una zona donde había acuíferos; situación no favorable para la incorruptibilidad. Aquello fue considerado un milagro y se decide trasladar el cadáver al interior de la iglesia de San Andrés, donde queda depositado en el altar. Al año siguiente en 1213,  Alfonso VIII viene a Madrid y al visitar dicha iglesia, reconoce en aquel cuerpo al labriego que les había advertido de la emboscada tendida por los almohades. En agradecimiento decide donarle un rico sarcófago donde aparecen representados los milagros del santo y que se conserva en la Catedral de la Almudena. Finalmente, los restos del santo y su esposa, son trasladados a la Colegiata de San Isidro en 1769, donde reposan desde entonces en una urna situada en el Altar Mayor. 

Modelo del Arca del siglo XIII, donado por Alfonso VIII tras la Batalla de las Navas de Tolosa
 y que se conserva en la Catedral de la Almudena  (Autor, Bocachete. Dominio Público)


El cuerpo que se muestra estos días, en la capilla de la Magdalena y cuyo féretro, regalado por la segunda esposa del rey Carlos II, Mariana de Neoburgo, en 1692; fue abierto por última vez en 1985. Su cadáver nos llama primeramente la atención por medir una altura de 1,72 m., por lo que puede deducirse que pudiera medir 1,80 metros cuando vivía. Una estatura propia de un gigante en aquellos tiempos. Su cuerpo tiene un cierto color oscuro, pero aunque no podamos decir propiamente que está incorrupto, si que mantiene un buen estado de momificación. Su cabeza está levemente girada a su derecha, como mirando hacia alguien conocido en esa dirección y vemos que asoma un gran diente en su maxilar inferior. Tiene los brazos cruzados sobre su pecho y sobre el vientre se encuentra una sabana, que le cubre hasta las rodillas, donde vemos bordado el escudo de Madrid. Bajo este pendón asoman sus piernas y podemos observar que le faltan algunos dedos del pie. 

Aquí entramos en el terreno más estrambótico de toda esta historia,  pues aunque el patrón de Madrid siempre fue un santo muy querido por el pueblo, no fue hasta hace ahora 400 años, en 1622 cuando pudo por fin rendírsele culto al ser canonizado por el papa Gregorio XV. Un gran impulsor de esta canonización fue Felipe II, y eso se debe a que los distintos monarcas han demostrado una gran fe hacia este humilde labrador madrileño, o más bien debiéramos decir hacia su momia, a quien se le atribuían propiedades curativas. Ya en la Edad Media, San Isidro era de gran devoción en la corte castellana y la reina consorte Doña Juana, esposa de Enrique II de Castilla, se tomó la libertad de tirar del brazo del santo con la intención de quedárselo como reliquia. Aquello no le debió agradar mucho a San Isidro y se dice que la reina quedó paralizada y a duras penas pudo "devolverle" el brazo a su dueño y parece que así resolvió aquella parálisis. Esa es la razón en el que uno de sus brazos, está sujeto por una correa. En otra ocasión, una dama de la reina Isabel la Católica, durante una ceremonia de Besapies, aprovechó para dar un mordisco a uno de los dedos de la momia, escondiéndolo de esta manera en su boca. Parece ser que luego se reunió con su séquito con la intención de irse de Madrid. Pero fue llegar al rio Manzanares cuando la comitiva quedó también paralizada y no fue hasta registrar las pertenencias de aquella dama, donde se halló el dedo amputado y devuelto de nuevo a su origen, cuando aquellas caballerías pudieron movilizarse de nuevo. Felipe III fue otro rey que confió ciegamente en aquella reliquia y en una ocasión, al volver de Portugal, cayó enfermo en Casarrubios del Monte, en Toledo, teniendo que guardar cama allí. El cuerpo del Santo fue trasladado a esta localidad toledana para interceder por la salud del monarca, donde fue alojado en la estancia real. Dicen las malas lenguas que el rey compartió el lecho con el cadáver, siendo el caso que  se pudo reponer de la enfermedad. Otro reinado en el que San Isidro fue gran protagonista fue el de Carlos II, el Hechizado. Su segunda esposa, Mariana de Neoburgo, no conseguía quedarse embarazada del enfermizo  rey,  así que los médicos le suministraron un bebedizo que casi la lleva al otro mundo, pero gracias, una vez más, a la intercesión del Santo que fue llevado al Alcazar que se produjo de nuevo la milagrosa curación. Este es el motivo por el que la reina le regaló al Santo la urna de plata que podemos ver hoy. Sin embargo, no hizo mucho efecto una pócima que con uno de los dedos machacados del pie del cuerpo de San Isidro se preparó para aquel rey victima de la consanguinidad y que finalmente murió, dando final a la dinastía de los Austrias. 

´Tras ser expuesto durante estos días, el reverenciado, pero también ajado, cuerpo de San Isidro Labrador será sacado en procesión el día 27 de mayo por las calles de Madrid y tras pasar la noche en la Catedral de la Almudena, será trasladado de vuelta a la Colegiata, donde será devuelto a su urna en el altar hasta la próxíma ocasión que sea expuesto de nuevo. 

Exhibición del cuerpo incorrupto del Santo en la Colegiata de San Isidro


Relieve de San Isidro y Santa María de la Cabeza en la fachada principal de la Colegiata de San Isidro





Detalle de la Capilla donde puede verse los restos del Santo bajo dos efigies de San Isidro y Santa Mar






Comentarios

Entradas populares