El extraño origen del himno británico

Retrato de Luis XIV por Hyacinthe Rigaud. Museo del Louvre
(Fuente Wikipedia, dominio público, editado por Luis Morato)


Si hacemos caso al efecto mariposa, que  basándose en un antiguo proverbio chino, afirma que: "el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" puede significar,  por ejemplo que la escama de un pangolín chuperreteada por un refinado gastronomo chino de lugar a una pandemia mundial o que  algunas famosas melodías tengan un curioso e insospechado origen. Podríamos citar el mítico  "Yesterday", de los Beatles; ya saben, esa canción con la letra tan bonita..., incluso en español... 

Ayer,
todos mis problemas
parecían tan lejos.
Ahora parece como si
estuvieran aquí para quedarse.
Oh, yo creo en el ayer...

Uno podría pensar en un desengaño amoroso o algo parecido para que Paul Mc Cartney compusiera esta preciosa balada, una de las más versionadas del pop y del rock. Pero, lamentablemente, su origen es mucho más prosaico. Su autor, el mismo Paul, nos lo explica así: "Un día mientras la tocaba, mi mamá (su suegra) me preguntó si quería huevos revueltos ("Scramble eggs") de desayuno. Así que bauticé la canción con esa frase y luego improvisé una línea "Oh bebé, cómo me encantan tus piernas!" Afortunadamente, luego cambió la letra y el título. De otra manera el romanticismo de la letra se hubiera difuminado al olor de un buen desayuno inglés, con bacón, judías y un buen par de huevos...revueltos.  

Yesterday podría ser el himno, no oficial, de Gran Bretaña. Aunque algo similar ocurre con el  verdadero y muy célebre himno nacional "Dios salve al Rey" ("Good save the Queen") ¿Qué más británico que ésto...? Aquí la historia es más retorcida y al mismo tiempo, más internacional, pues la primera sorpresa es que su origen no es inglés, (ni escocés o gales) pues su inspiración viene del otro lado del Canal de la Mancha. Su origen es muy francés y estaba dedicado al Rey Sol, Luis XIV cuando se recuperó de una larga y penosa enfermedad que es narrada por José Ángel Barrueco en su libro Culo de Gallina.

Todo comenzó un 15 de enero de 1686, cuando el monarca más poderoso del mundo en aquel momento se despertó con un desagradable pinchazo en el centro de su regia posadera. Un inoportuno y molesto grano había surgido ahí, justo en ese sitio tan poco poético. Se trataba de un quiste pilonidal sacrocoxigeo, también denominado sinus pilonidal que esta causado por la penetración de un pelo en el tejido subcutáneo. Un mal no necesariamente grave pero complicado  de curar, dada la zona donde se halla y más en los tiempos del Rey Sol. Eso no impidió que el monarca continuara con sus rutinas y deberes diarios, que incluía el montar a caballo o las copiosas comidas. Aquella situación desembocó en un "culo de gallina", es decir, una especie de bulto indurado y lleno de pus, de difícil cura y complicada convivencia. Ni que decir tiene que las visitas al trono-retrete comenzaron a ser cada vez más penosas. A finales de enero de año, el fastidioso grano no sólo había aumentado de tamaño, sino que además mostraba esa temida hinchazón de aspecto endurecido. Para intentar curarlo, se trató a su majestad con diversos emplastos que no sólo no evitaron la progresión de aquella tortura sino que la empeoraron. De mala gana el rey continúo con sus tareas: recepciones, acudir a misa o pasear por los jardines, siempre acompañado por aquel molesto compañero de viaje. Otros remedios como inyecciones de mirra y aloe o el drenaje de la pus (en ocasiones hasta una docena de purgas diarias) más una estricta dieta que a un soberano tan comilón como Luis XVI,  atormentaba tanto o más que el propio absceso; constituyeron un tormento diario durante todo aquel funesto año. La solución, de la que el rey no quería, ni siquiera, oir hablar; pasaba irremediablemente por la cirugía. El cirujano real, Félix de Tassy y el ministro de Guerra François-Michel Le Tellier, le hicieron comprender al monarca que no había otro remedio. La operación fue programada para el día 18 de Noviembre de aquel fatidico 1686 para olvidar. Para no tener que improvisar, De Tassy comenzó a ensayar con cualquier parisino fistuloso que se le puso al alcance de su bisturí, convirtiéndose en un especialista en cirugía "de patio trasero", aunque para ello algún que otro culo terminará arruinado. La temida operación salió bien en un principio,  pero luego no evolucionó de manera positiva, de tal manera que tuvo que pasar por quirófano hasta en tres ocasiones más en las que tras el drenaje, se le aplicaba polvo para úlceras. Por fin, el 7 de enero del estrenado año, fue la definitiva y una semana más tarde un rey pletórico se paseaba por sus jardines aliviado de haber dejado atrás aquel annus horribilis de 1686.  

Hay que señalar que la dolencia del Rey Sol no era un asunto baladí en aquellos tiempos, pues otros ilustres miembros de la realeza como Enrique V de Inglaterra o nuestro Juan de Austria, héroe de Lepanto y hermano de Felipe II había  fallecido a causa de ella. 

¿Pero que demonios tiene que ver este "culo de gallina" con el himno británico? Volvemos al efecto mariposa del principio. De la misma manera que unos huevos revueltos inspiraron a Mc Cartney, de no ser por este contratiempo que amargó al rey todo el año anterior, no se le hubiera compuesto un himno para celebrar su restablecimiento. El autor de la música fue el italiano Jean-Baptiste Lully y la letra fue escrita por alguna de las 200 muchachas, de entre 6 y 19 años que hacía tiempo esperaban en el convento de Saint-Cyr a un renacido monarca para cantar "Dieu Sauve le Roi" y que debió sonarle a música celestial.  

Grand Dieu sauve le Roi,
Grand Dieu venge le Roi,
Vive le Roi !
 
Que toujours glorieux,
Louis victorieux
Venge ses ennemis toujours soumis.
 

Que toujours glorieux,
Louis victorieux
Venge ses ennemis toujours soumis.

https://www.youtube.com/watch?v=IHokbedFMsI

¿Podría haber sido éste el himno francés? Si. Y de hecho lo es, o mejor dicho lo fue mientras Francia era una monarquía,  pues ya sabemos que la Revolución Francesa lo cambió todo y La Marsellesa, un himno más republicano y belicoso lo sustituyó. 

Pero esta música tenía futuro y según Wikipedia, un tal George Frederick Handel que a su vez se inspiró en una obra de un inglés John Bull (curiosa casualidad) fue el padre de dicha melodía. A mi no me lo parece. No se. Juzguen ustedes: 

ttps://youtu.be/flpYEJCSzy0

De esta manera "Dieu save the roi" se convirtió  finalmente en "God save the King" (o the Queen) que viene a ser lo mismo.  

God save our gracious Queen,
Long live our noble Queen,
God save the Queen:
Send her victorious,
Happy and glorious,
Long to reign over us:
God save the Queen.

O Lord our God arise,
Scatter her enemies,
And make them fall:
Confound their politics,
Frustrate their knavish tricks,
On Thee our hopes we fix:
God save us all.

Thy choicest gifts in store
On her be pleased to pour;
Long may she reign:8
May she defend our laws,
And ever give us cause
To sing with heart and voice
God save the Queen.

Partitura publicada por The Gentleman's Magazine el 15 de octubre de 1745.del himno británico (Fuente Wikipedia, Dominio Público)


Pero no solo el himno de Gran Bretaña terminó emocionando a sus súbditos, sino que también lo encontramos en el pequeño país de Liechtestein, "Oben am jüngen Rhein". ("Allá en el Alto Rin" ) En fin, tal como los huevos revueltos de Paul Mc Cartney, el forúnculo del Rey Sol ha sido inspiración para más hondos sentimientos.

https://www.youtube.com/watch?v=LF9RFB3xvl8&t=8s







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