EL PUEBLO SELNNAN. UNA NUEVA RUTA, UNA NUEVA CAZA
Las naos San antonio y Concepción vuelven con buenas noticias: El estrecho continua y Magallanes sospecha que está en la buena ruta que le conducirá al nuevo océano. En señal de júbilo, disparan sus bombardas. Esta acción ahuyenta a una manada de guanacos, arruinando la caza a los Selnnan que estaban camuflados. Atemorizados, los cazadores disparan sus flechas en todas direcciones.
La tecnología de los Selnann respecto a la elaboración de arcos y flechas era reconocida en toda la región. Las flechas estaban elaboradas con madera de ñire, lenga o coigüe (árboles autóctonos de la zona) para las puntas tallaban ciertas piedras que variaban en relación al tamaño del animal. En la parte posterior usaban plumas de ganso, cisne o buitre.
PUEBLO SELKNAM. CEREMONIA HAÍN
En el local sagrado, Una cabaña grande ya está preparada para celebrar el Haín, ritual donde los klóketen, varones adolescentes del pueblo Selknam, inician su camino para la edad adulta.
En el interior, el hombre más sabio, juntamente con un anciano chamán, se encargan de contar las historias del pueblo, definiendo cuales son sus papeles dentro de la tribu, de como observar e interpretar la naturaleza, les hablan de su cosmovisión y le dan consejos sobre como alcanzar su mayor objetivo en la vida: Ser hombres buenos y útiles para la tribu.
Los adolescentes deberán demostrar todo su coraje y luchar contra terribles espítitus: La malvada Xalpén, los halaháches con cuernos, la veloz Ulen, Matán, Tanu, Shoort y otros personajes de la mitología y el arte Selknam. Desde la oscura distancia, Magallanes, a bordo de la Nao Victoria, avista las grandes hogueras provenientes del Haín, dando origen al nombre de la isla: Tierra de Fuego.
PUEBLO SELKNAM: NÓMADAS DE LA TIERRA
Para alimentar, a las familias del clan inician la búsqueda del yohwen o guanaco. Los hombres lideran el grupo, así cargan arcos y flechas para que puedan correr tras la presa cuando estas aparecen.
Las mujeres se encargan de ordenar las pieles y los utensilios que transportan de un lugar para otro. En la pila de fardos acomodan cuidadosamente a los hijos, que a pesar del fuerte viento, disfrutan del camino mordiendo un cochayuyo (alga comestible) o juegan con algún objeto de hueso que sus padres esculpirán cariñosamente para ellos.
PUEBLO AONIKENK: ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
Después de horas de cantar y bailar, cuando la luna está más alta, varias luces iluminan la orilla de la playa en medio de la noche. Los hombres se asustan al ver el brillo de aquellos cuerpos, pues piensan que son espíritus que descienden del cielo. Estos seres que parecen vestidos con el reflejo de Qenkenkon, la luna les hablan en una lengua que no entiende y les dan objetos que les sorprenden. Es la primera vez que el pueblo aonikenk conoce el metal.
La luz en el acero hace que las armaduras y otros utensilios se transformen en preciosos tesoros que los españoles cambiaran por comida y agua.
Magallanes y su tripulación pasaran el invierno conociendo al pueblo Aonikenk. Quedarán impresionados con sus técnicas de caza, sus creencias, sus rituales y su complexión física: Los hombres aonikenk tenían de media un metro noventa, lo contrario de los españoles de la época que tenían cerca de un metro sesenta. Una noche, cuando recorrían la playa, las grandes huellas que sus pies iban dejando en la arena dieron origen al nombre de "gigantes patagones" y con el tiempo ese territorio pasó a llamarse Patagonia.
INVIERNO EN LA PATAGONIA
Cinco navíos descenderán del norte y exploraran las ensenadas del mar a lo largo de la costa atlántica. El invierno se aproxima y Magallanes estaba preocupado con el destino del viaje, en caso de que fueran más al sur. Tenían que encontrar en breve una bahía abrigada para esperar que el ánimo mejorase y el sol del fin del mundo surgiese nuevamente en la primavera. Lo que no sabían es que esas eran las tierras del pueblo Aonikenk.
EL PUEBLO AONIKENK: UN LUGAR EN LA PAMPA
El viento de la pampa fustiga las tierras áridas de la Patagonia. El frío cala los huesos y los clanes del pueblo Aonikenk con rapidez montan sus viviendas para protegerse del mal tiempo. Los kaw son refugios altos, construidos con palos de madera y cuero de guanaco, que albergan varias familias. En su interior, jajk, el fuego precioso, les da calor y luz para continuar con sus tareas del despiece del guanaco para la confección de mantas llamadas quillangos.
CARTOGRAFÍA EN ACUARELA: "EL HABITAT DEL ESTRECHO"
Terra Australis, Finis Terrae, Patagonia... Citando desde antaño, el misterio de las antípodas. Bajo las constelaciones del sur, más allá del sol de mediodía, las quillas de los navíos de la expedición de Fernando de Magallanes atravesaron las aguas turbulentas del estrecho un 21 de Octubre de 1520. Esta tremenda hazaña que permitió la primera circunnavegación del globo y que cambió la forma de ver el mundo, es observada a distancia por los Pueblos del Fuego y del Mar. Aonikenk y Selknam, nómadas de la tierra, Yaganes y Kawésqar, nómadas del mar, vinculados desde hace más de 9.000 años a los ciclos naturales de un territorio extremo.
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